El cojín de Martina Repentina es un símbolo y una herramienta para toda la familia, su presencia en casa nos recuerda la importancia de expresar nuestra emoción de enfado sin que éste recaiga sobre nadie. Hay diferentes niveles y maneras de acompañarlo en cada caso. Cuando el enfado está en una fase de sentir ganas de gritar, patalear o lanzar, el cojín de Martina puede utilizarse para apretar, gritar en él, hacer lucha de cojines o buscar otras maneras de liberar tu emoción, cómo romper papeles o salir a correr… lo saludable es poder expresarlo y que el acompañamiento del adulto en este momento sea de calidad.
Acompañar de manera satisfactoria este momento no es tarea fácil, siendo la tendencia más generalizada la de limitar, esconder o distraer esta expresión. Frases cómo: “no es para tanto”, “no te enfades”, “no grites”, “eso no es nada”… son automatismos que nos salen para evitar tener que enfrentarnos a estas emociones tan intensas. Pero el enfado al igual que el resto de emociones llegan a nosotros por alguna razón, y saludable es poder expresarlas en un entorno seguro de escucha y comprensión.
El cojín se puede poner en el sofá de casa o en un lugar visible para que cualquier miembro de la familia lo tenga en cuenta cuando sienta que va a explotar. La ira será bienvenida, escuchada y respetada sin que ésta sea descargada sobre los demás.
Para apoyar este recurso se creó el cuento de “El cojín de Martina Repentina” y una guía introductoria: “Cómo acompañar a nuestros peques en días veloces y enfadados” de Laura Díaz de Entresotos.
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